Durante la grabación del desfile en el Tate Modern, Stella McCartney se dio una vuelta por el museo. Como la pandemia lo dejó desierto, tenía toda la galería para ella sola. En una época en la que muchos diseñadores se están reiniciado, reducen las cosas al "núcleo", la diseñadora ha subido el volumen como nunca lo ha hecho antes. Oportunamente, describió esta colección como extrema. Para comprender el valor de la colección: nuevas técnicas, colores llamativos, motivos deformados, texturas cibernéticas, debemos comprender la transformación por la que está pasando McCartney. 

Antes de la pandemia, le compro su empresa a Kering (un conglomerado empresarial) y se asoció con LVMH y se encontró en medio de una revolución climática global, lo que la convirtió en una pionera de la industria. Lo que ella tomó como un renacimiento en toda regla. 

Debemos destacar que el 77% de la colección se realizó con materiales sostenibles, tecnologías veganas y de reciclaje de última generación. Pero esto no ha hecho que esos pantalones de mosaico hechos con cuero sintético y bordados sobre tul fueran tan fascinantes si no que esa actitud hacia la industria de la moda hacen que vuelva la alegría y la audacia, la energía juvenil y el ingenio que fueron los factores que catapultaron a Stella McCartney a la fama en sus inicios.